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MITO Y REALIDAD DEL CONSUMO DE CARNE

Igor Ramírez Zamudio

El consumo de carne ha acompañado a la humanidad desde prácticamente su aparición. Ciertamente, los seres humanos no poseemos colmillos, ni garras, ni molares modificados para desgarrar la carne, como sí los tienen los animales carnívoros. Ello no nos hace menos aptos para consumirla. Nos limita para cazar, pero no para consumir la carne, pues el organismo humano posee todo el sistema enzimático y digestivo necesario para beneficiarse de su consumo. Es un mito suponer que el ser humano se ha desnaturalizado al aceptar una dieta en la que se incluye la carne como alimento. Hay que entender que el ser humano ni ha evolucionado para ser carnívoro ni tampoco para ser herbívoro. Es omnívoro, consume con tanta eficiencia metabólica y digestiva vegetales y frutas como también carne. De hecho, la capacidad humana para consumir carne permitió que el cerebro de la especie evolucionara hasta su condición humana.


Sin embargo, se dice que una dieta basada en el consumo de carne, o en la que predomina la carne, no es una dieta saludable; que la carne perjudica la salud y es causa de enfermedades del corazón, cáncer y obesidad. En estas afirmaciones existe una confusión: ningún alimento por bueno que sea para comer puede predominar sobre otro al momento de integrar nuestra dieta diaria. La razón es simple: ningún alimento, por sí mismo, puede aportar todos los nutrientes necesarios para vivir saludablemente.

El consumo de carne es muy bueno porque aporta proteínas de alto valor biológico (todos los aminoácidos que necesita el organismo humano), vitaminas del complejo B (tiamina, riboflavina, niacina y cianocobalamina), hierro altamente disponible, y minerales, como calcio, zinc, fósforo, y potasio. Pero una dieta basada en productos cárnicos puede provocar deficiencia en vitaminas, minerales y fibra. Por el contrario, el predominio de vegetales en la dieta, excluyendo la carne, sería una buena fuente de vitaminas, minerales, antioxidantes, fitonutrientes y fibra, pero podría ocasionar deficiencia de aminoácidos esenciales, o de hierro.

Pero el excesivo consumo de cualquier alimento también puede ser dañino. El de las verduras, por ejemplo, puede provocar diarrea por el contenido de fibra; el de fruta, distensión abdominal debido a la concentración de azúcares; el de carne, trastornos digestivos debido a las características de digestibilidad de la proteína y la grasa. Por esta misma razón se puede concluir que la carne no es un alimento que por sí mismo perjudica la salud. Ese es el mito.


La realidad es que el consumo excesivo de carne está asociado a enfermedad debido a su elevado contenido de grasa, colesterol y otras sustancias acumuladas como las hormonas o los antibióticos. A mayor consumo de carne mayor concentración de estas sustancias en el organismo y mayor probabilidad de enfermar. La alternativa, diversificar la dieta; incluir un poco de todos los alimentos. Actuando en conjunto arrojan un mejor balance para la salud que comiendo mucho de un único alimento.


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