Las dietas hiperproteicas (de alto contenido de proteína) son ampliamente recomendadas en el ámbito deportivo, lo que ha provocado que el consumo de proteínas supere con mucho las necesidades del deportista, poniendo en riesgo su salud en más de un sentido. En los países occidentales la dieta normal incluye un consumo de alimentos de alto contenido proteico, generalmente carnes, huevo y derivados lácteos.
Si bien actualmente se acepta que el consumo de 0.8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal es adecuado para satisfacer las necesidades nutricionales de un adulto normal, y de 1.5 a 2.0 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal en un deportista, lo cierto es que, normalmente, ese consumo supera entre un 20% y un 120% los requerimientos necesarios, particularmente en disciplinas anaerobias (culturismo, lucha) en las que los practicantes llegan a consumir al día hasta 5 gramos por kilogramo de peso corporal. La consecuencia de un patrón de consumo de este tipo es que, además de contener elevados niveles de grasa y colesterol, que en sí mismos representan factores de riesgo para la salud cardiovascular, otros factores de riesgo provienen propiamente de la naturaleza misma de las proteínas. Los desechos nitrogenados del metabolismo proteico deben ser excretados en forma de urea para evitar la intoxicación del organismo. En la medida que el consumo de las proteínas aumenta, también lo hace la filtración glomerular sometiendo al riñón a mayor estrés fisiológico y a su deterioro. Y no solo eso, al aumentar el volumen de orina también lo hace la deshidratación. Además, la generación de amonio y la liberación de sulfatos elevan la carga ácida, lo que termina por afectar la salud ósea en el largo plazo, ya que para amortiguar la acidez el organismo aumenta la producción de carbonato, citrato y sodio, a la vez que la movilización del calcio depositado en los huesos, lo que afecta su mineralización y resistencia. Otros efectos relacionados con la acidez crónica generan y ocasionan la progresión de diferentes patologías que tienen como base procesos metabólicos de control enzimático, el mantenimiento de la estructura y función de las proteínas corporales, la permeabilidad de las membranas celulares, el balance hidroelectrolítico y la estructura del tejido conectivo. Diversas alteraciones endócrinas también están relacionadas con la acidez, como afectaciones en los niveles de hormona del crecimiento, insulina, glucocorticoides, hormona tiroidea, hormona paratiroidea y vitamina D.
El consumo adecuado de proteínas, tanto en cantidad como en calidad, no solo garantiza la satisfacción de los requerimientos funcionales y estructurales de la proteína, sino que evita su uso con fines energéticos y evita riesgos en la salud.
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